lunes, 16 de julio de 2012

Gracias

Hace un año y pico (mayo del año pasado), escribí una entrada titulada "El comienzo del fin" en la que explicaba un poco como iba viendo la luz al final del túnel de una etapa de mi vida con bastantes, llamémoslos, altibajos.

Aunque más tarde de lo que esperaba, ese final ha llegado, y si os soy sincero aún no consigo creérmelo. No sólo porque han pasado muchos años desde que comencé y no conseguía visualizar el fin, sino que, en gran parte por mi culpa, todo ha sido mas duro de lo esperado.

Para no volver a repetir lo que en su día dije, voy a centrarme en esta entrada, que aunque acabe siendo un poco moñas, es de agradecimiento (y a lo mejor un poco de reproche, quien sabe) y me apetece que quede plasmado aquí, aunque la gran mayoría de las personas que voy a nombrar ya lo saben.

Quiero agradecer a mi madre y a mi hermano la paciencia que han tenido conmigo, aunque siempre he intentado por los medios de los que disponía que estuvieran un poco al margen.

A Paco y Mª Carmen, que me han apoyado y comprendido sin tener por qué y a los que debo mucho más de lo que quizás puedo expresar.

A Puchereros y Apopléticos , que han sabido sacar una sonrisa de un servidor cuando más hacía falta y siempre han tenido una palabra de ánimo ante cualquier adversidad. Un lujo conocerlos. De verdad.

A personas como Diana, Carlos, Nieves, Emilio, Sara o Ale, sin los que no habría podido integrarme de nuevo en la carrera después de los años que estuve apartado de ella.

A un grupo de gente muy especial sin los que me hubiera quedado a medio camino en la maratón que ha supuesto para mí este mes infernal: Eli, Irene, Vicky, Marisa, Fer y Pedro. Sin vuestros ánimos, kaput. Gracias de corazón señores doctores.

A Ana y a Juan Ignacio, que pese a estar en el grupo que acabo de comentar, merecen una mención especial, porque han estado cada día y cada momento pendientes de mi estado de ánimo, aunque tuvieran otras preocupaciones. De veras, creo que nunca sabré agradeceros todo lo que me habéis ayudado.

Al padrino (el gran Leo), que sin tener por qué ha contribuído a que la poca confianza que siempre he tenido en mí mismo se transformara en fuerza para afrontar lo que parecía imposible. Gracias con todo mi cariño.

A Juanma, con el que he pasado gran parte de los últimos y más importantes años de este viaje y al que a veces he puesto en el difícil compromiso de decirme cuatro verdades que muchos otros callarían por no importarles o por agradar a pesar de la gravedad de la situación. Un amigo que muchos querrían tener a su lado. Gracias osito de vainilla :P.

A Bea... qué puedo de decir de tí Bea. Si digo que te quiero me quedo corto, si digo que sin tí mi vida sería muy distinta (y mucho peor, que quede claro :P) tampoco expreso todo lo que has supuesto para mí. Baste decir que sin ella no podría estar dando las gracias y puede que nunca lo hubiera hecho. Gracias por aguantar lo inaguantable y por hacer lo que nadie había conseguido, que creyera que podía con todo lo que me echaran. TT.

Y por último a mi padre. No ha podido ver este final y siento en el alma no haber podido dedicarselo por entero a él, porque creo que pese a los altibajos que he pasado, y los malos ratos que le hice pasar, él siempre confió en mí. Gracias por todo papá.

Como veis no ha habido espacio para reproches. En realidad nunca tuvieron sitio en esta entrada, ya que poco a poco he conseguido apartar todo lo malo de mi vida (y no hay mayor desprecio que...). Espero que sea así por mucho tiempo.

Un abrazo a todos. Nos leemos ^^.